martes, abril 22

Epílogo de una historia sin sentido

Las cosas de Dav a las 19:29:00

Es increíble comprobar cómo cambian las personas, ¿verdad?
¿No te quedas de piedra cuando ves muchos de sus comportamientos?



Me llamo Cantnoy, y soy estudiante. Cuando era niña siempre amé a un niño. Lo quise muchísimo. Pero a causa de mi padre, que continuamente cambiaba de destino, tuvimos que mudarnos.
Y nunca más volví a ver a ese niño.
Ahora he crecido, y sabiendo lo que yo siempre le he querido, he tenido permiso para alejarme un poco de casa y venir a verle. Es mi regalo de cumpleaños.
Porque hoy es mi cumpleaños.



Las cinco y diez.
Ya hace diez minutos que debería estar aquí.

Desde que nos separamos, siempre me ha escrito cartas. Desde la primera semana, siempre he recibido algo suyo. Me lo contaba todo.
Esta ciudad es peligrosa, no se puede andar por ahí sólo. Por eso, no le he visto ni he hablado con él desde que nos separamos. Tampoco hemos hablado por teléfono. En su familia son muy estrictos y no se permiten llamadas por capricho. En la mía, simplemente, no tenemos. Y yo vivo en uno de los barrios más activos de la ciudad: delincuencia, sexo en las esquinas y peleas en medio de la calle, siempre cubiertas por un oloroso velo de olor a alcohol, tabaco y demás sustancias, a veces fuera de la ley.



Las cinco y doce.
Vaya, sólo hace dos minutos que he mirado el reloj.
Será que tengo deseando volver a verle.

Nadie se imagina lo feliz que me sentí cuando me dijeron que podía salir sola y llamarlo para reunirnos, aunque fuera sólo por esta tarde. En seguida me vi bailando frente al espejo y recogiendo mis pocos ahorros, recaudados de cumpleaños y fiestas familiares en las que trabajaba como preparadora, para comprarme la ropa más bonita que pudiera encontrar.



Cinco y dieciséis.

No me gusta estar aquí. No me gusta estar sola en este sitio. ¿Por qué no aparece? Después de tanto tiempo… ¿y si no se acuerda de mí? Dejó de escribirme hace un año. No he vuelto a saber nada de él, pero no creo que no quiera verme. No creo que se haya echado atrás, él no es así. Me prometió que vendría.



Cinco y diecisiete.
Ya ha pasado demasiado tiempo. Deja de tardar, por favor, y ven ya.

Oh, vaya, me he manchado la camiseta. Quería comprarme un vestido precioso que vi en un escaparate: tenía un lazo a un lado bajo el pecho, con pequeñas tiras de tela entrecruzadas por el tronco. Pero era demasiado corto, no puedo permitirme llevar algo así por este tipo de lugares. Es peligroso.



Cinco y veintitrés.
Me estoy empezando a poner nerviosa.

Veo a personas que no paran de entrar y salir del parque. Algunas son hombres, y me miran. Tal vez llevo el escote demasiado pronunciado. Esta camiseta es muy entallada, me gusta mucho, pero no quiero que me miren.



Cinco cuarenta.
Vaya, han pasado varios minutos desde que miré el reloj por última vez.

Me he levantado y me he ido del banco tras unos árboles. Por una parte, para conseguir tranquilidad, que no me miren, no me gusta que me miren. Demasiadas chicas han sido miradas por aquí cerca y luego no se han vuelto a ver. Y mientras estaba allí he visto a dos compañeras de clase, que venían hablando sobre el querer a un hombre.
- No vale la pena llorar por un hombre – decía una de ellas.
- Ya, pero ten seguro que no volveré a caer.
Ambas se pararon, miraron hacia arriba al cielo, entre los árboles, y la luz del sol que quería comenzar a descender se entrecruzaba entre las hojas e iluminaba sus ojos. Los cabellos dorados de una de ellas parecían auténticos reflejos de oro.
- ¿Sabes? No creo que volváis a veros.
La chica de cabellos dorados volvió la cara desde los árboles hacia la de su amiga, y comenzó de nuevo a caminar, despacio, hacia el otro extremo del parque.
- Yo tampoco. ¿Para qué quiero estar con él si no me da lo que yo quiero?
Después, ya no he podido escuchar más, porque se han alejado demasiado. No he salido hasta que no he estado segura de que se habían ido. Siempre me critican. Ellas son guapas, altas, esbeltas y muy simpáticas con todo el mundo. Todos las quieren. Y a ellas no les da miedo llevar minifaldas, a pesar de que más de una vez las han visto en un aprieto por los callejones. Pero parece darles igual, como si ya estuvieran acostumbradas a ese tipo de experiencias. Como si ya hubieran vivido lo que pasa cuando te cogen y estuvieran acostumbradas a ello. Es curioso, porque parecen ser las más felices de todos.
Aunque yo no estoy de acuerdo con lo que ellas piensan.
No creo que haya que estar con alguien porque te de lo que tú quieres.
Eso es ser materialista.



Cinco y cuarenta y siete.
Ilya, por lo que más quieras, ¿dónde te has metido?

Tiene que venir. Yo sé que vendrá. Él nunca me ha fallado. No he cambiado tanto, sé que si me ve me reconocerá, pero yo no lo veo a él. ¿Dónde diablos está?



Cinco y cincuenta y uno.
Las seis menos nueve.


Cinco y cincuenta y dos.
Las seis menos ocho.



Cinco y cincuenta y dos.
Las seis menos ocho.



Cinco y cincuenta y dos.
¡Las seis menos ocho!

No aguanto más. No para de pasar gente y ninguno eres tú.
Me voy de aquí, ya veo que no te interesa darte el viaje para venir a verme. Una hora de autobús es demasiado para ti, ¿verdad?



Cinco y cincuenta y tres.
Seis menos siete…

Vamos, aguantemos un poco más.
Tal vez haya pasado algo. Sí, eso es. Tiene que haber pasado algo.



Cinco y cincuenta y ocho.
…Seis menos dos.

¡Menudo susto! Me he levantado del banco corriendo, porque un pájaro ha pasado rozando mi cabeza con una rapidez increíble.
Ahora miro hacia todas direcciones. Estoy muy nerviosa. El sol está mas bajo, y ahora el parque tiene un tono cada vez más otoñal, más dorado. Si estuviera él aquí…

De acuerdo, está bien.
Me voy.
No vale la pena llorar por un hombre.
Si me quisiera ver, se habría preocupado en venir, y en avisarme si no podía.
Pero ya veo que me ha olvidado.

Me da igual.




Las seis en punto.
Me aparto del banco, definitivamente.
En mi camino hacia la salida del parque, un reflejo de luz que se cuela entre las hojas de los árboles me desvía la vista un momento, y me hace girar la cabeza hacia la izquierda.
Y ¿qué es eso que veo?
Entre la vegetación del parque, se abre un pequeño hueco bordeado por un viejo seto que, si no fuera por la luz del sol, ya estaría muerto hace mucho tiempo. Es curioso que, a pesar de lo precaria que es esta zona, en este parque de caminos, árboles, bancos, hierba, setos y enredaderas siempre brille el sol, siempre estén las hojas vivas, siempre sea agradable estar por aquí.

Pero qué más da eso ahora. Vámonos.

Me dispongo a cruzar la calle, miro a los lados.

Estúpida de mí, pensar que vendría a verme.
Me doy vergüenza. Soy ridícula…
Quiero llorar. Y no quiero que nadie me vea.
Me voy a casa y me meteré en mi cuarto.

Miro a la izquierda, no viene nadie.

Miro a la derecha, un semáforo está en rojo y se acerca un coche, un deportivo rojo.

Y lloraré, lloraré hasta hartarme, para soltar toda la desilusión que llevo dentro.
Pero no volveré a hablarle nunca.
No, después de lo que me ha hecho.

Comienzo a cruzar.

Le odio.

Miro al suelo. Me siento patética.
Sigo cruzando.

- ¡Cuidado! – oigo un grito a mis espaldas.
Alarmada, levanto la cabeza.
- ¡Apártate de ahí!
Creo que me dicen a mí.
- ¿Qué? – contesto no sé a quien, no sé hacia donde.
Y noto un sonido que se me acerca, por la derecha. Vuelvo la cabeza, y veo el deportivo rojo que se dirige a una velocidad vertiginosa hacia mi cuerpo.

Pero no me da tiempo a apartarme.





Estúpido Ilya… mira lo que me has hecho.

4 pilladísimos han opinado sobre esta chorrada.:

Anónimo dijo...

No! Cantnoy! Levántate! Que muerte más triste, sin cumplir ningún sueño, sometida a una vida que no pudo elegir y, cuando se le da una oportunidad para evadirse, le fallan.
Lo peor de todo es que se asemeja demasiado a la vida real.
Buen relato, sí señor. A ver cuando tienes el próximo.

Anónimo dijo...

Uff pues que newbi el fulanito ese ;D pero si es muy parecido ala vida real ;D por (culpa del Bigo me rompi mi Brazito nice nice Bigo ¬_¬)
Animos pekeña y es cierto
un hombre que valga la pena no ara que broten tus lagrimas de esos ojitos tan lindos que tienes Gg

Anónimo dijo...

Niña que me he perdido, real o ficticio,si es real, lo siento....por el coche debia ser un ferrari con lo bapos que son. Si es ficticio, vaya relatazo, son de esos que no los puedes dejar de leer hasta el final, y me parece que no termina aqui, espero ansiosamente el segundo capitulo.

Dav dijo...

Wooooh!! Tres comentarios en un día!! Mola!! =DD

Gracias a los tres!!

javi_cloud: sí, es verdad, se asemeja bastante a la vida real, aunque no sean las mismas condiciones ^^u pero nunca fue mi intención que se pareciese (de verdad) xD

kareli: n_n mi ojito es guay!! xD Siento muchisimo lo de tu brazo, que mal, man :( espero que se te cure pronto. Y sí, es cierto, quien te hace sufrir no se merece que estés con él (o ella :P)

rafelmigdemoni: de real nada, excepto las similitudes con mi propia vida :P
Muchas gracias, hombre, pero esto es lo mas basurilla de todo xD
Sólo es el epílogo, ya vendrá el capítulo 1 ^^

Tengo que aclarar que esta historia la empecé a escribir hace años (por eso es curioso lo de las "similitudes con la vida real" que se mantienen a pesar del tiempo transcurrido) y que Cantnoy fue el personaje del que surgió mi nick.
Exacto! La inventé para la historia y al final me encariñé tanto con ella que me la quedé! xD

Venga, nos leemos, tope pilladísimos!!

*Reflexión del momento.
-Guaayyyyy, les ha gustado!!
-Calla, torcuata, que se te va a subir a la cabeza y ya no vas a hacer bien lo que te queda.
-Sí, señora conciencia... U_U
*Fin de la reflexión.