domingo, agosto 2

Disfrutando de... el dibujo (parte I).

Las cosas de Dav a las 16:41:00

Bueeeeeno, la verdad es que no estoy dibujando tanto como me gustaría este verano. Pero al menos dibujo algo, no me voy a quejar.

Y es que eso de llevar asignaturas para septiembre es una experiencia tan nueva como desagradable, pilladísimos. ¡No puedo evitarlo! ¡No me puedo librar de las cosas para estudiar!

Aún así, he redecorado mi habitación y estoy haciendo un nuevo dibujo. Concretamente, de esta imagen cuyo avance os mostraré en la siguiente entrada:



Mientras tanto, se me ocurrió el otro día echarles un ojo a mis primeras pintarrajeadas para comprobar mi evolución a lo largo de los años. Y he decir, pilladísimos, que estoy muy contenta.

Y como ya dije que iba a mostrar mis dibujos aquí, comienzo desde el principio con las mayores patochadas sobre el papel que más tiempo me han llevado dibujar.



Este de aquí es Hotohori, uno de los personajes secundarios del manga shojo Fushigi Yuugi. No me gusta el shojo, no me ha gustado nunca, pero salía en grande en una foto de una revista que me conseguí y fue mi primer INTENTO SERIO de dibujo que hice en mi vida. Nunca había hecho degradados de colores y me costó bastante trabajo. Cuando lo acabé, observé que aunque el pelo de la foto se veía negro por detrás y marrón sobre la cabeza, yo lo había pintado con esos colores pero no se me veía igual. Tardé mucho tiempo en darme cuenta de que no era negro, y de que los colores no estaban bien mezclados.

Era la primera vez que hacía un dibujo "de verdad" ya que hasta ahora sólo había hecho láminas de mi curso manga. Además, me hizo ilusión ver cómo fui capaz de dibujar los detalles de las ropas de Hotohori, y me quedé contenta con el resultado. Tenía 14 años y, por aquel entonces, el dibujo y mis CDs de música eran lo único que me hacía sentir bien.



Muy ilusionada por haber hecho un dibujo entero yo sola tomé la táctica de hacer láminas del curso manga y cuando acabase seguir hasta que me cansase con un dibujo que a mí me apeteciera. Dado que sólo tenía una revista sobre manga, y nunca había tenido una antes, me hacía tanta ilusión verla una y otra vez que decidí copiar todos y cada uno de los dibujos que traía, de todas las series, hasta que la dibujase entera. Así que dibujé una Naru Narusegawa pensando que mezclar colores era fácil que se me quedó simple y llanamente horrible. Tanto que esa no la publico aquí.

Eso me sirvió para comprobar que tenía que ponerme seria con ese tema o no aprendería nunca a colorear, pues el dibujo se había estropeado tantísimo al pintarlo que daba hasta pena.
Así que cogí el siguiente que había en la página, una imagen de Chichiri también de Fushigi Yuugi y, aprovechando que tenía pocos colores, lo trabajé seriamente hasta que me sentí satisfecha. El resultado, pilladísimos, fue este:



Sinceramente, creo que aprendí la lección y el esfuerzo mereció la pena. Este Chichiri tenía poca variedad de colores, pero al menos estaban mejor conseguidos. Esto me hizo ilusionarme, así que volví a tirarle a otro dibujo: comencé a dibujar una escena de lucha de Yu Yu Hakusho, que sin embargo me fue frustrada cuando comprobé que hacer dos personajes era más complicado de lo que parecía y todavía me costaba mucho trabajo hacer uno sólo, así que después de bastante tiempo intentándolo me desanimé, tiré el dibujo y lo dejé. Y pasé varios meses sin tocar mis láminas ni volver a intentar dibujar nada. A eso se le sumó que había pasado de curso, tenía 15 años y estaba en una etapa de falsedad en la que intentaba parecerme al resto de la gente para sentirme aceptada, pero me salió mal y sólo conseguí el que hasta entonces había sido el peor año de mi vida. Una de las consecuencias de ese intento fallido de integración fue que dejé de dibujar, y pasé mucho tiempo sin volver a coger un folio.


... pero al final, recibí una buena influencia que me motivó: mi abuela siempre ha amado la pintura y le gustaba pintar en mi habitación. De verla una y otra vez con sus cuadros, me fue despertando de nuevo el gusanillo y me volvieron a entrar ganas de dibujar. Dejé de lado las láminas del curso manga y me dispuse a seguir por la siguiente imagen de la revista, un fotografía bastante pequeñita de Keitaro de Love Hina, serie que yo no había visto por aquel entonces y no tenía ni idea de que él era el protagonista:



¡Bien! El resultado no era horrible y, además, ¡¡me había costado muy poco trabajo hacerlo!!

Me di cuenta de que, sin embargo, no podría nunca tardar poco tiempo en hacer dibujos como estos. El copiarlos es muy difícil hacer a ojo las proporciones, y con ir consiguiéndolas poco a poco, aunque tuviera que ir muy despacio, me conformaba. Además, los colores eran ya más armoniosos durante varios dibujos. Parecía que el descanso sin dibujar no me había afectado a mal, por lo que me animé bastante y me decidí a hacer otro, además de volver a retomar las láminas del curso.

Así pues, la siguiente imagen era, para colmo, una que me parecía sencillamente muy bonita, de Card Captor Sakura (por desgracia, con el escaner ha perdido mucha calidad que no he opdido recuperar por la mala calidad de la hoja):



¡Ah! ¡Qué ilusión! Este dibujo es uno de los dos que más he disfrutado en toda mi vida. Ya había crecido y me había refinado a la hora de hacer líneas y probar los colores antes de ponerlos en el dibujo. Me pasaba mucho tiempo mezclando colores en trozos de folios rotos para buscar el más parecido a la imagen que pretendía, y al final, con mis lápices de colores y mucha paciencia, logré este resultado que fue para mí todo un éxito, además de batir mi propio record en hacer un dibujo. Si no recuerdo mal, entre dibujo y pintura unas 12 horas. Sí, es mucho, pero lo que cuenta es que lo acabé, no?

Y contenta, muy contenta con mi avance, me busqué otro que nada más verlo me pareció complicado. Otro personaje más de Fushigi Yuugi tocaba. Esta vez Tamahome, en un rostro que destacaba sus ojos y que, por aquel entonces, me parecían lo más seductor del mundo. Así pues, sintiéndome incapaz de transmitir esa sensación en el papel, comencé a dibjar y que saliera lo que quisiera salir.
Al principio el dibujo se quedó soso, luego al colorearlo fue tomando bastante vida.
Alguien me sugirió que colorease todos los negros de la imagen muy fuertes para que tuviese más intensidad. Yo hasta ahora sólo había puesto negros intensos en los ojos y me parecía que no quedaría bien, pero decidí hacer el experimento y esto fue lo que salió:



Efectivamente, hubiera quedado mucho mejor de la otra forma.

Noté en esta imagen una cosa: tenía pocos contrastes con el resto de colores, y eso la estropeaba mucho. El resultado no era como el de Sakura, y al final no había salido como yo había querido. Sin embargo, no me pareció negativo el resultado de los ojos, si bien tampoco era excelente. Comencé a notar que cada dibujante de cada anime tenía diferencias en su estilo de dibujo y que cada vez me resultaba más fácil adaptarme a él conforme iba aumentando mi número de dibujos de esa persona. Así pues, antes de que acabase el curso académico decidí lanzarme a por otra Sakura buscando errores y para comparar. Una sakura que la hice sin amor, sin deseo por la belleza del dibujo, sin disfrutarla, sólo dejándome llevar por el deseo de tener más dibujos hechos, y terminó convertida en esto:



El título de esta imagen es "sakura defectuosa.jpeg" y es que no hay más que ver que este es el mejor de ejemplo de que las cosas hay que hacerlas con gusto, disfrutándolas, y si no, el resultado no será positivo nunca.
Finalmente llegó el verano, y enfadada como estaba porque no volvía a obtener un resultado satisfactorio ni con sakura ni sin sakura, eché un ojo a la siguiente página de la revista y casualmente llegué a una zona donde las imágenes que había eran todas la misma serie y para colmo, de una serie que había visto ese año y que me había encantado: Kare Kano, el único shojo manga decente sobre la Tierra, y una obra de arte dentro del arte japonés:



Esta es Yukino, la protagonista de un anime sencillamente SUBLIME y que todo el mundo debería ver antes de morir. Al principio volví a asustarme por el tamaño de los ojos que no se veían demasiado detallados en la fotografía. Al final, disfruté tanto dibujando a esta chica que conseguí el mejor dibujo logrado hasta la fecha, y me di cuenta de que se trataba de disfrutar, como ya he mencionado, y no de tirarse a dibujar así como así.
Después, cumplí los 16 años y el dibujo se había convertido para mí en una vía de escape del mundo real. Siempre he amado al anime y me sentía incapaz de dibujar otra cosa. Y emocionada por el resultado de esta última imagen, me lancé a por el resto de Yukinos de la hoja, haciendo las otras dos:



Esta fue, simplemente, sencillísima y facilísima de dibujar. Sin embargo no acabé de darle los colores apropiados. No importaba, había hecho algo nuevo otra vez: había utilizado corrector para hacer el trapo mojado y había hecho mi primer intento de fondo: un degradado de tonos azules, que me gustaba. Me iba a conformar con eso. Innovar siempre está bien aunque no salga bien a la primera. Esa era mi lección aprendida tras tantas imágenes.



Mientras tanto, por supuesto, seguía haciendo láminas del curso manga en las que solía obtener resultados bastante mejores que en estos dibujos. También enseñaré algunas de ellas cualquier día. De momento, había llegado a la parte del cursillo donde comenzaba a utilizar tinta china y acuarelasy estaba tan asqueada de tratar de mantener el pulso con el pincel sin éxito que en un par de días tuve hecho otro dibujo más, el último que he hecho de Kare Kano, en el que la pareja protagonista salen juntitos y tampoco me supuso una dificultad excesiva:



... Bueno, viendo esto tengo la impresión de que todas las caras me salían ligeramente torcidas.
Una vez hecho esto ya había pasado el verano y me tocaba estrenarme en el bachillerato, el primero de los dos años que son de preparación en la universidad. Debido a que ese año fue un tiempo de inestabilidad psicológica y física, en el que sufrí una enfermedad y perdí el contacto con mucha gente, me deprimí bastante y dejé de dibujar durante más de un año.
Cuando volví a hacerlo, yo había cambiado y mis razones para dibujar también habían cambiado. Mi estilo también habían cambiado, y estaba comenzando una nueva etapa en mi vida que la iba a cambiar dentro de poco radicalmente. Mi enfermedad fue un antes y un después para mí, mi vida y mi persona y eso se reflejó en mis garabatos, que dejaron de ser sólamente de anime y mi variedad evolucionó. En la próxima entrada, con más madurez y objetivos de más peso os mostraré cómo evolucionó mi dibujo y hasta donde he llegado ahora.

De momento, me voy a descansar, pilladísimos, ¡que he tenido mucho que escanear!

PD. Click en las imágenes para agrandarlas y sacarles muchos defectos =D

Entrada amiga de:
Disfrutando de... el dibujo (parte II). ¡DISFRUTANDO DE VERDAD!

3 pilladísimos han opinado sobre esta chorrada.:

adryan dijo...

A mi me gusta el shojo, y si es de Clamp mejor. Tengo todos los comics de Sakura (que por cierto el primer dibujo es el que mas me gusta), Tsubasa, Holic, también me gusta Fushigi Yuugi, me vi todo el anime (en especial me gusta Chichiri) y Fruits Basket me encanta (Haru!)
Yo siempre que he intentado dibujar un dibujo directamente de un manga, lo tengo que tirar porque me lo encuentro horrible. Y si además le pongo color, en vez de tirarlo lo quemo, para que nadie lo vea

Verdix dijo...

Hotohori, Keitaro, Sakura y las de Kare Kano están de miedo. La de Yukino es la que más me gusta de todas.

Tú te quejarás de tus dibujos, pero ya me gustaría a mí dibujar así ahora como tú antes. XD

Verdix dijo...

Hotohori, Keitaro, Sakura y las de Kare Kano están de miedo. La de Yukino es la que más me gusta de todas.

Tú te quejarás de tus dibujos, pero ya me gustaría a mí dibujar así ahora como tú antes. XD