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Discúlpenme las personas humanas mi ausencia de actualización y mi no-presencia en el resto de blogs/foros/hotmail/tuerto de la red, pero he llevado una semana muy atareada y la que me espera no es para menos =S

Debido a que mis horas de sueño se están reduciendo considerablemente y mis visitas al frigorífico son casi nulas (no pruebo bocado) me temo que mi ritmo de trabajo no resistirá mucho más tiempo, por lo que tengo que aprovechar y hacer todo lo que pueda antes de morirme porque luego no habrá tiempo.

AAAARGGHH!! POR QUÉ PONEN TODAS LAS PRÁCTICAS Y CURSOS EN LAS MISMAS FECHAS!!!!

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Les digo a ustedes, las señoras personas humanas, que en el fin de semana acabo hasta los hue... ovarios y no toco un puñetero libro, pero tampoco el ordenador (que me recuerda a los trabajos ¬¬) y, por consiguiente, no entro a ningún blog, foro, tuerto, blogger o red social que se precie... porque simplemente desconecto X_x

ahora sí, chicos, os digo una cosa: a pesar de lo pesadilla que puede llegar a ser la uni, no la cambio por nada, ni a ella ni a la gente que he conocido allí, y os digo que, cuando estás agotada y subes hasta el puñetero piso alejado de la mano de dios por pendientes de 80º a las 2 del medio día con el sol abrasando tu piel, en un camino que dura más de 20 minutos... nada es más reconfortante que echar la vista al vacío y ver esto:

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La ciudad de Murcia... a lo lejos, bajo ti, con unas nubes enormes y bellas y un cielo azul perfecto. Entonces cierras los ojos, sientes cómo la brisa te acaricia el pelo y el cuerpo acalorado, y piensas... "pues no se está tan mal aquí".

Yo, a veces, con estas sensaciones, me animo mucho y mi cansancio remite casi en su totalidad. Me gusta bajar por las mañanas y ver la ciudad sumida en la niebla, o cómo los nubarrones hacen un gran chaparrón y caen rayos, o cómo amanece y el sol sale despacio entre los edificios y cambia el color del cielo poco a poco con la caricia de sus rayos... igual que me gusta salir a verla por la noche, para contemplar el mar de luces que parpadean en la oscuridad, que se hacen más pequeñitas y menos visibles conforme se alejan de mi vista.
Y sobre todo, me gusta pensar... que cada una de esas luces corresponde a una o más personas que se encuentran en un lugar: a casas, bloques de viviendas, restaurantes, tiendas... y que cada una de esas personas tiene una historia que contar, que cada persona tiene un mundo interior que nadie más conoce o que todos conocen, y que todas, absolutamente todas, son únicas. No hay ni una repetida, no hay un solo error... todas tienen un papel específico que sólo realizan ellas, y sin las cuales, algo que no sabemos sería totalmente distinto.
Y me doy cuenta de que yo soy como ellas.

Cuando veo la ciudad desde tan arriba, pienso que yo no conozco a esas personas.
Probablemente, no lo haga nunca.
Pero sé que, al igual que yo, ellas también tienen algo especial.
Todos tenemos algo especial en nuestro interior. Eso es lo que nos hace ser únicos. Eso es lo que hace que no hayamos dos personas iguales.
Y yo, nosotros, al igual que ellas, tenemos que seguir adelante con nuestros sueños... para poder ver mucho más allá.


...


Entonces es cuando sonrío, me doy media vuelta y me dirijo a mi piso de estudiantes-locas-alquilado-que-se-cae-a-pedazos, con las fuerzas respuestas y dispuesta a seguir adelante. Porque hay demasiado mundo ahí fuera para cansarme ahora porque tenga mucho trabajo o por hacer un camino tan desesperantemente largo y cansado. Menos mal que llegar arriba tiene su recompensa: ver toda una ciudad y recordar que todavía hay mucho más más allá de ella. Si sigo adelante, si no me canso, lo conseguiré ver. Lo conseguiremos ver.


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