Hay ocasiones en la vida en las que ocurren las cosas que menos imaginábamos que nos podrían ocurrir. A mí no hace mucho me ha ocurrido una de esas.

Resulta que por casualidad (o no, más bien no) alguién dejó abandonados un grupo de gatos y gatitos cerca del colegio donde estudia mi hermano, con la suerte de que todos fueron recogidos por niños que salían de clase y con la mala suerte de que todos fueron separados de sus gatitos hermanos / papis / mamis...

Uno de esos gatitos, un angelito de ojazos azules llegó a parar a mi casa. Ella es doradita y blanca, y cuando la vi me quedé enamorada de ella: los ojos claros (cuanto más claros, mejor) y el color doradito rubio en un animal me vuelve loca. Será por eso que me gustan tanto los leones...

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Mimi (que no Mimí) ha llegado a mi casita y ha hecho las delicias de todos. Sin embargo, no podemos quedarnos con ella. Esta pequeñina encantadora tiene poco más de un mes y ya venía acostumbrada a las personas, porque no se asustaba, y comía y bebía perfectamente. El reflejo de caer a cuatro patas se le está desarrollando bastante, y aunque al principio se mostraba bastante miedosa ahora siempre está jugando y maullando para que le hagan caso.



Confío en encontrarle pronto un hogar, y sobretodo en que quien se la quede la cuide muy bien, porque es una princesita preciosa, cariñosa y dulce que ha sido capaz de enamorar a todos los que la hemos conocido y que merece que la cuiden con todo el amor del mundo.


Voy a disfrutar de ella todo el tiempo que pueda, y eso incluye presentárosla y hablaros un poquito de nuestra nueva hermanita, aunque sea sólo temporal ^^


... pilladísimos!