AVISO: entrada larga y aburrida. Sin dibujos. No leer. Niveles de asco incrementando en sangre exponencialmente.

Hoy es viernes, 2 de abril de 2010, Viernes Santo, son exactamente las 12:29am y la procesión local está pasando junto a mi puerta. Ahora mismo, los tambores resuenan con fuerza y las trompetas hacen sus agudos más sonoros a través de uniformados e impecables seres que muestran y comparten su pasión al mundo por un Dios y un Cristo que ya murió, pero que pretenden siga vivo en todos los corazones... o si no, lo que pasa es que les hace ilusión llevar traje, o que sus familias les hacen sentirse especiales al vestir esas galas y salir en las procesiones locales, porque todo el mundo reconocerá a sus hijos y serán muy populares. Desde siempre, el orgullo de tener a alguien uniformado en la familia ha estado presente en cualquier cultura.

Yo no veo las procesiones. No creo en un dios, ni tampoco en una vida después de la muerte. Soy agnóstica: mi opinión es que somos seres muy poco desarrollados (a pesar de lo que nos creemos al ver el resto de animales) y que si hubiera algo creador ahí arriba no tenemos capacidad para asimilarlo, ni tampoco para percatarnos de ello. No. Todavía no. Por lo tanto, me dedico a vivir la vida sin pensar en lo que vendrá después. No vale la pena.

Desde hace meses todo se me ha ido al traste: mis desilusiones y decepciones en este año y medio que llevo en la universidad han hecho mella en mí. La he fastidiado con todos: con mis amistades, con mi familia, con mi pareja, con los estudios... y conmigo misma. Por eso ahora estoy decepcionada conmigo, decepcionada con las ilusiones que había puesto en salir del pueblo cuando entrase a la carrera, y decepcionada con mi capacidad de resolver los problemas de la vida (y de los libros).

Además de mis errores, he de reconocer que estoy triste porque llevo mucho tiempo sintiéndome sola. Sí que hay personas que sé que me quieren y que estarán ahí para lo que yo necesite, pero por una parte me siento incapaz de corresponderlas y por otra parte necesito... algo más. Algo que le dé sentido a lo que hago, algo por lo que luchar... pero no encuentro nada.

Siempre digo que quiero ser una gran investigadora. Me he dado cuenta de que mis posibilidades de conseguirlo son ínfimas. Ahora lloro viendo películas de gente que lucha por sus sueños y los consigue, y me pregunto si yo soy como ellos y también podría hacerlo. A veces pienso que sí, que podría llegar a algo, a algo importante, algo que me haga sentir bien de verdad, que me haga sentirme persona y sentirme viva, pero luego miro a mi alrededor y veo que no consigo unas notas ni medianamente decentes, a pesar de mi esfuerzo; veo que no puedo hablar de ciertas cosas con nadie, porque a nadie le interesan o no las entienden, a veces creo que hay algunas personas que podrían ayudarme, pero sé que no soy ni mínimamente importante para ellos y no se molestarán en mí; veo que todo el mundo me exije, pero nadie me apremia, me anima, me presta atención o se preocupa por mí. Simplemente, tengo que hacerlo. Es mi obligación obedecer. Obedecer a las necesidades de los demás: a las de mi familia y a las de mi pareja especialmente. Y por más que lo intento, nunca están contentos, nunca es suficiente. Entonces es cuando reclamo un poco de atención e intento hablar de lo que siento, y vienen las discusiones. Así que finalmente me rindo y me aíslo, para no fastidiar a nadie más con mis necesidades. Alguna vez he tenido la esperanza de que alguien me echara en falta... de que alguien se preocupase por mí, pero esto no es así. Lo toman como un rechazo por mi parte y nadie vuelve a acercarse a mí. Total, así no doy problemas, ¿no?

Antes era yo misma en mi interior y me entregaba a lo que los demás querían en el exterior. Luego, cuando conseguí que alguien me aceptase, comencé a cambiar mi interior para ser siempre así, como los demás querían, para que me quisiese alguien por fin. Más tarde, me di cuenta de que mi interior real, el que a los demás no les gustaba y que yo escondía, seguía latente en mí, y luchaba por salir. Finalmente no he podido esconderlo más, y la verdadera Davinia volvió a florecer. Durante todo este proceso, he publicado muy poco en el blog. Estaba muy ocupada intentando ser querida por las personas.

Ahora... he explotado. Desde Navidad hasta acá, he venido explotando poco a poco, interiormente, sin que la gente lo note demasiado (porque como ya he dicho, mientras no ocasiones problemas y cumpla mis deberes Davinia no existe). Estoy rompiendo con todo: todos los aspectos de mi verdadera personalidad son más extremos que antes, y ahora que he conocido el amor, y las risas de gente que está a mi lado el resentimiento y el dolor hacen que volver a ser yo sea todavía más difícil. Pero no pienso negarme más.

No sé si alguna vez lograré investigar. Lo cierto es que no es algo que me guste tanto, pero es lo único que me da esperanzas de encontrarle algún sentido a mi vida: ser alguien útil, de verdad, de quien la gente esté orgullosa, dejar de ser un trapo que no sirve para nada y sólo da disgustos a la gente. Pero de momento he decidido que mi prioridad son los estudios, porque lograros es la única forma de llegar a investigar o lo que quiera que haga. Ahora ya no me río de casi ningún chiste que no me haga gracia, cada vez sonrío menos a la gente porque no me apetece (antes lo hacía por obligación, a todo el mundo). Ya no ofrezco mi ayuda, ni una conversación, ni unos apuntes a nadie. Ya no le doy a nadie NADA. Y no pienso hacerlo. Luego se quedan mis cosas, me las roban, y cuando el favor no es material, sino que es un favor de la vida, una acción, muchas veces ni me dan las gracias y no me hablan luego más (hasta que vuelva a hacerles falta). Muchas veces me prometen cosas... pero siempre son mentira.
Mi estado con mi familia es deplorable. Las peleas son cada vez peores y el asco se está afincando en mí con una fuerza que no lo había hecho nunca. En mi familia siempre han sido muy controladores... por eso me criaron pensando que yo tenía que servir a los demás, y si no lo hago soy una mala persona.
Lo cierto es que todavía lo creo. Seguramente soy egoísta, inútil y una mala persona. No creo que tenga nada de lo que me merezco.
Mi pareja y mis amigos... bueno, ellos son las tristes consecuencias de todo este proceso: me he dado cuenta de que no puedo estar con nadie, ni como pareja ni en una relación muy íntima, muy personal. Por eso ya no aspiro ni a pareja ni a amigos, sólo a colegas ocasionales. Y eso hace que ahora me sienta más sola aún que antes, porque he sabido lo que era ser querida. Mis relaciones se han deteriorado muchísimo con muchas personas, incluído Verdix y varias amistades importantes, y me encuentro a la deriva por el mar de la vida.

Ahora estoy completamente vacía y desilusionada, y cuando pienso en el tipo de persona que llegaría a ser si consiguiera alguna vez investigar, me doy cuenta de que es mejor así: esa gente no tiene casi nunca una vida familiar próspera, viajan mucho y viven para sus investigaciones. Y no es que vivan para su trabajo en el sentido negativo que siempre se le atribuye a esa frase, sino que viven para ello porque les gusta: les gusta pensar en lo que investigan y llegar cada vez más lejos. La verdad es que eso es el futuro más próspero que veo para mí. Además, las relaciones sociales nunca han sido lo mío, como habréis podido imaginar: siempre he sido un ser solitario, solitario de verdad, una loba solitaria, como me han llegado a llamar (hermosa definición para mí, con mi animal favorito de por medio).

Lo he dejado todo, vuelvo a estar como al principio, pero ahora sé lo que se siente al tener personas alrededor. Sin embargo, ese período de mi vida ya ha acabado. Toca volver a ser yo, y dejar de lado todo lo demás. Pero esta vez, ser yo por dentro y por fuera. Toca volver a ser la niñata que muchos odiaban. No me importa. Al menos de esa forma sé que me seguiré teniendo a mí. Antes tenía mucha gente, pero no tenía eso.

Sin embargo, durante este período he aprendido mucho: he aprendido lo que es ser querido por fin, he aprendido lo que la gente necesita para querer a alguien, lo que es ser popular, lo que es ser gracioso, que la gente te quiera y que quieran que les aconsejes, que estés a su lado... he aprendido a expresar mis sentimientos en voz alta (aunque no me haya ido demasiado bien) y a sincerarme, con mucho esfuerzo, abriéndome a las personas. He aprendido lo que es el amor de verdad, lo que es luchar por alguien, aprendido lo que es el sexo, y la alegría de dormir a la luz de una mesilla abrazada al cuerpo del ser más hermoso del mundo, he aprendido hasta a pedir ayuda, a expresarme con cada persona de forma que ella lo pueda entender, he aprendido mucho más sobre la mente humana... cada vez entiendo mejor a las personas. He aprendido a llorar delante de alguien, a volver a tener ilusiones, a volver a soñar, he recuperado mis juegos de princesa cuando era niña y todavía no estaba corrompida por el ser oscuro y patético que soy ahora... han sido los dos años más maravillosos de mi vida. Pero ya se acabó. Ahora... toca volver a la realidad. No me puedo adaptar a ese mundo, no me gusta vivir en él. Aunque eso implique no tener el amor de los demás, prefiero ser yo y estar sola... si existe por ahí algún ser como yo, tal vez algún día lo encuentre. Y si no, me seguiré dedicando a mí, como he hecho siempre.


Para simbolizar el fin de esta etapa, voy a hacer por fin cosas que he querido hacer siempre: voy a volver a pintarme las uñas de negro, y en cuanto tenga dinero me haré un piercing en la ceja izquierda en honor a Amy Lee, y más adelante, en cuanto ahorre todavía más (xDu) me haré un tatuaje o dos: uno en la espalda, y otro en un brazo o muñeca. Serán enredaderas.

Y de momento voy a centrarme en lo único en lo que tengo algo de esperanzas para encontrarle algún sentido a mi vida... voy a centrarme sólo en investigar, y en seguir estudiando y esforzándome todo lo que pueda. Y mientras tanto seguiré intentando aprender a tocar el piano, veré nuevas series de anime, me compraré más libros de ilustraciones, veré por primera vez películas sin nadie a mi lado y crearé una realidad alternativa donde todo el mundo se acepta sin prejuicios en los Sims 2, mi juego favorito de toda la vida. También he comenzado a leer otra vez, y a jugar a la wii, y además trato de salir a correr siempre que puedo, ya que en mi cuerpo y en mi espacio (mi habitación) siempre he dedicado todo el tiempo necesario a sentirme cómoda en ellos. Son lo más importante: mi cuerpo, mi imagen, es lo que me representa, lo que le dice al mundo quién soy. Mi habitación es mi santuario... y en ella está resguardado todo mi mundo. También voy a comprarme una rosa negra y la voy a criar. Ella marcará mi comienzo como mi yo auténtico, mi nueva vida, y crecerá conmigo y le hablaré y la mimaré todos los días. Además, voy a dejar la red social Tuenti (o tuerto, como yo la he llamado siempre).


Probablemente si alguien ha llegado al final de esta entrada (que estoy segura de que no) su concepto de mí haya cambiado mucho. Lo más común es pensar que me autocompadezco, que soy una amargada y que me hago la víctima.
Bueno, adelante, no me importa. Este es mi blog y me apetece decir lo que siento. Si el hecho de expresarlo me hace ser una mierda para vosotros adelante, no tenéis más que dejar de leer. Ya he dicho que he cambiado, y no voy a transformar más mis sentimientos para que la gente me quiera.

Siento haber decepcionado tanto a tantas personas.
Desde aquí, pido perdón a todos los que me conocen por haberlos abandonado.


Ayer hizo 2 años que murió mi abuela, en el inicio de esta estapa de "vida" que he finalizado.
Abuelita, nunca olvidaré que gracias a ti todo lo que ha pasado en casa estos dos años ha podido salir adelante. Aunque parecía imposible, ya tenemos la tienda montada y aunque es muy difícil llevarla, al menos la gente ya no se comporta como antes, cuando no teníamos nada y todas las discusiones venían por la falta de dinero.



La procesión ya ha acabado.

Amigos, amigas, nunca dejéis de ser vosotros mismos. Al final vuestro interior siempre retornará. Eso es lo que siempre queda. Eso y nuestros recuerdos: las enseñanzas que hemos aprendido de las experiencias pasadas, y el recuerdo de unos sentimientos que cambiaron nuestra vida durante un período de tiempo o para siempre.

Espero, de corazón, que todo os vaya bien en la vida. Agarraos siempre a la última esperanza, aunque sea la posibilidad más lejana de conseguir algo minúsculo.
Mi mensaje final, para todo el que quiera leerlo, es este:






...porque solo actuando llegarás a alguna parte.

Cantnoy.